Desarrollo Humano, por: M. E. Carolina Avilés Pérez.
Es posible que alguna vez hayas escuchado esta frase: “Cuando algún objeto se rompe, por mucho que quiera pegarse ya no vuelve a ser igual”.
Esta frase es utilizada como un comparativo cuando se maneja la posibilidad de enmendar alguna ruptura, equivocación, algún desacuerdo entre dos o más personas, algún daño o acción que acabe en un conflicto o alejamiento entre ellas.
Esta frase vox populi “es real” y podría ser que la estemos interpretando de manera equivocada.
Cuenta la historia según distintas fuentes, que en Japón en el siglo XV, el Shogun Ashikaga Yoshimasa rompió su tazón o chawan que utilizaba para la ceremonia del té, así que envió su preciada pieza a China para que fuera reparada por los artesanos del lugar; tristemente los resultados no fueron de su agrado, por lo que mandó su pieza con los mejores artesanos de Japón, quienes al recibirla unieron de nuevo las partes con la resina de un árbol llamado urushi y aun estando ésta resina fresca, decidieron aplicarle polvo de oro. A esta técnica le Llamaron kintsugi (empalme de oro) o Kintsukuroi (reparación con oro).
El resultado fue del completo agrado del Shogun ya que la pieza adquirió mayor fuerza y belleza, por tanto mayor valor pues a través de sus grietas unidas bellamente, mostraba su historia.
Esta palabra y esta técnica han sido tomadas como una filosofía de vida, ya que se puede aplicar a modo personal al llegar a sentirse “rotos,” lograr ser resilientes, repararnos con oro ante los golpes que nos presenta la vida en ciertos momentos.
También en las diferentes relaciones interpersonales que muchas veces se pueden dañar, romper, quebrar o fracturar.
Entonces, la frase inicial podría ser cierta en el sentido de que cuando algo se rompe evidentemente no puede volver ser igual, pero tal vez podría ser mejor o diferente, valorando el brillo y la hermosura de las cicatrices.
¿De qué va a depender? De la resina y el polvo de oro que el artesano o los artesanos implicados decidan aplicar para trabajar la restauración, y estos materiales metafóricos tomarán forma básicamente a través del perdón y de sentimientos y acciones como: el amor, la disposición, la comunicación, la reflexión y el diálogo; trabajo de ambas partes.
Independientemente de que las relaciones interpersonales se renueven o no; ya que la misma situación marcará el rumbo, estas acciones indudablemente serán oro en polvo para ambas partes, les ayudarán a restaurar el alma y el espíritu devolviendoles la sonrisa al rostro.
A través de esa unión de las grietas, de esa sanación, de ese oro de sentimientos y acciones, estaremos logrando paz interior y estaremos brindando esa misma paz hacia la otra parte.
William Shakespeare dijo:
“El perdón es como lluvia suave desde el cielo a la tierra. Es dos veces bendito; bendice al que lo da y al que lo recibe”.
Existen varios tipos de perdón:
* El que nosotros ofrecemos a la persona que de alguna manera nos ha ofendido, lastimado, o afectado.
*El que nos regalamos cuando somos resilientes y nos permitimos reparar o en su caso dejar atrás errores pasados, levantándonos con valentía y determinación, pues mientras estos ya nos han sido perdonados desde la luz del altísimo; muchas veces insistimos en seguirlos llevando a cuestas.
*Y el perdón que en algún momento podemos requerir de otra persona o personas que por algún motivo se hayan sentido afectadas por alguna acción o comportamiento nuestro no necesariamente de manera intencional.
Recordemos también que perdonar no es seguir aceptando la ofensa o situación que nos lastima.
Tan complejo es este tema que seguramente faltarán aspectos muy particulares por tratar, casos especiales y por demás delicados. Cada situación es diferente, cada sanación es diferente, pero principalmente debe estar encaminada a la gestión del logro de la paz interior de las personas afectadas y el aprendizaje que de la situación logremos rescatar.
Promovamos y practiquemos el valor del perdón, tan nombrado en la oración universal “Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.
Practiquemos el kintsugi humano. ¿Quieres ser tú el artesano?
Solo tienes que aplicar la resina y tus polvos de oro en las grietas que necesitas unir. ¿Te animas? El gran artesano universal seguro te ayudará.
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