Viviendo Joven, por: Orlando Lara.
Los tiempos cambiaron la forma en la que vemos el mundo es, sin duda, algo completamente diferente a lo que creíamos que sería, un ejemplo claro es que nos enseñamos a ver el mundo con la mitad de la cara cubierta por una mascarilla que cumple con la labor de proteger la entrada de cualquiera mal que hayamos de encontrar a fuera.
Pasa que estamos en la recta dónde nos estamos acostumbrando a interpretar los estados de ánimo, las caras de alivio, los gestos que salen espontáneos, entre otras cosas usando solamente la mitad de la cara.
Algunas veces ha pasado que no reconoces a alguien hasta que se quita la mascarilla y deja ver la plenitud de su cara, tal vez concuerdes conmigo que es algo que pasa ahora frecuentemente, incluso en sentido opuesto; cuando miras a una persona y esa persona parece ser quien conoces pero cuando se quita la mascarilla resulta que no es quien esperas.
El secreto es que desde antes de la pandemia vivimos mostrando media cara a las demás personas.
Todo esto ya pasaba antes, solo que ahora podemos ver la mascarilla que cubre el rostro.
Jóvenes y adultos vivimos desde siempre mostrando como máximo la mitad de quienes somos, descubriendo en el camino quienes son esas personas detrás de la mascarilla.
Aunque parece que los tiempos cambian, la realidad es que las viejas costumbres se mantienen como ocultar una parte de quienes somos, especialmente cuando nuestra etapa joven es el común denominador.
Quitarse la mascarilla es ahora un acto de confianza, llegar a casa y quitarse la mascarilla por completo, estar con las personas correctas, dejar ver todos los puntos que se dibujan en el rostro, mostrar las líneas que ocultamos en la sonrisa y las texturas que encuadran la tristeza, el día de hoy estamos a la mitad de quitarnos la mascarilla
¿Y si nos la quitamos por completo?