Crecimiento Personal, por: L.E.P. Valentina Gómez.
En cada familia, el papá es un personaje relevante. A veces amado
y en ocasiones, todo lo contrario. Lo que no podemos negar, es que la figura paterna siempre deja una huella en el corazón. Hay en el mundo excelentes padres de familia, no lo dudo. Sin embargo, hay otros que nos hacen vivir o sentir amargos momentos en nuestra existencia.
Ahora que tengo mi propia familia, entiendo algo muy necesario para estar bien y mantener mi mente en paz…
“Ellos aman de la única forma en que aprendieron. No saben hacerlo de otra manera. Y en muchas ocasiones, les resulta difícil, debido a los estereotipos que traen, de generaciones anteriores”.
Mi Padre siempre me amó, de eso estoy segura, pero nunca sentí que
me guiara para encontrar mi camino en la vida, de una manera correcta.
Es posible que tu sientas lo mismo, por eso escribí estas líneas.
Papá siempre enfrento todo tipo de problemas, pero en la medida de
sus posibilidades nos protegía de sus luchas internas, las batallas y los miedos que enfrentaba. No sabíamos la guerra que cada día libraba en su interior. Es posible que su alcoholismo fuera un escape a sus preocupaciones para no caer en la depresión. Cometió muchos errores y podría pensar que se fue por el camino equivocado.
Yo creo que los hombres, los padres, viven una lucha cada día por
ser, lo que les dijeron que “deben ser “. Nadie les enseñó que pueden
permitirse ser débiles, que pueden llorar, pedir disculpas y sobre todo, que pueden entregarse a Dios, y demostrar a través de sus acciones, el amor a todo lo que les rodea. No dudo que existan hombres que si lo hacen.
Pero mi padre no fue así.
Todo PADRE cometerá errores y necesitará el perdón de sus hijos,
pero pienso que antes de juzgarlo como yo lo hice, es necesario
comprenderlo. Comprender que él, hizo lo que creía que era correcto.
El amor que mi padre sentía por nosotros siempre fue grande. Recuerdo que el soñaba con tener uno de sus hijos con título profesional. Yo fui la única en su momento, que lo había conseguido, pero por estar molesta con él, debido a situaciones con mi madre, no lo invité a mi graduación.
El asistió a la misa sin ser invitado, y en la puerta de la iglesia me dijo lo orgulloso que estaba de mí. Eso lo tengo muy presente, y es algo que le agradezco siempre. Hoy me doy cuenta que esa acción, aparentemente tan sencilla, fue algo muy grande para él. Doblegar su orgullo y presentarse sin ser invitado, no creo que haya sido muy fácil. Sin embargo, me demostró su amor. Y me enseñó algo muy importante que ahora entiendo:
“Dios dice, siempre he estado aquí,
solo estaba esperando que me llamaras”
Mi padre pasó los últimos meses de su vida en la clínica. Murió muy
joven, y al morir, otra vez regresó para demostrarme su amor. En mis sueños me pidió perdón por todo lo que habíamos pasado mi madre y yo.
Tengo tan presente ese sueño, donde nos abrazamos y nos
perdonamos; que nunca he dudado que fue real. A partir de ese sueño, mi vida cambió. El rencor que alguna vez le tuve a mi padre, desapareció.
Hoy puedo decir sinceramente que le agradezco lo que aprendí con
él. Aprendí a nunca dejarme vencer por la adversidad. A salir adelante siempre sin miedo al fracaso, y aprendí, sobre todo, a cantar y alegrar el alma con música, ya que siempre le da vida y alegría a las cosas. Mi padre siempre fue un hombre bohemio, tenía un bello carácter, sus amigos lo amaban y solía cantar en las fiestas. Eso lo mantenía alegre.
Ahora que no está. A veces pienso que pude valorarlo cuando estaba
presente y nunca supe cómo hacerlo. Por alguna razón lo alejaba de mí.
Sin embargo, hoy entiendo que como todo ser que se cruza en nuestras vidas, él también estaba presente para enseñarme algo que mi alma necesitaba. Ahora valoro el “lado bueno” que él tuvo y de todo lo que me parecía “negativo “tomo la enseñanza para mejorar.
Recuerda que este paso por el mundo es para aprender. Todos son
nuestros maestros. Solo pregúntate ¿qué es lo que necesitas aprender
de tu padre? Y bueno, no tienes por qué creer que todo lo que te digo es la verdad absoluta, pues entiendo que somos diferentes, pero si algo que lees o escuchas aquí, resuena en tu interior, analiza y toma tus propias decisiones. Estoy segura, que si lo consultas en silencio y escuchas la respuesta de tu corazón, obtendrás lo que tu alma necesita.
Por último, sugiero a las personas que aún tienen a su padre vivo,
y por algún motivo están desconectados, alejados, o con rencor hacia
él; que se acerquen, hablen, arreglen las cosas y lo perdonen. Es bien sabido que el perdón que otorgamos a los otros es un maravilloso
limpiador de nuestra propia alma. Perdonar en arameo significa: desatar, soltar, dejar ir “dejar de sentir resentimiento por algún tipo de daño recibido”. Perdonar libera. Yo no sé si libera a la otra persona, pero estoy segura que a ti y a mí, cuando perdonamos, nos libera de ese dolor y ese peso tan grande que llevamos, cuando hay rencor en nuestra alma porque no hemos perdonado.
Dejemos de vivir con ese rencor en el corazón. Si lo haces, verás que muchas cosas cambiarán en tu vida y en tu interior, como por arte de magia. Así de maravilloso es otorgar el perdón, y llenarnos de amor el corazón. Es medicina pura para el cuerpo, la mente y el alma. Dicen que no hay una sola manera de curar el corazón, es particular para cada persona; es como una dieta y la forma en que comemos; no funciona lo mismo para todos, cada cuerpo requiere su propia guía de alimentación.
Y para curar el corazón, cada individuo necesita descubrir en el interior de su ser, su propia medicina.
Para despedirme, agradezco infinitamente que me leas y envío un
abrazo muy fuerte a tu corazón.
Por último, deseo compartir una bella oración para los padres.
Antes de iniciarla, se dice el nombre de la persona y se lee lo que a
continuación está escrito:
………… A partir de este día que la mano bondadosa
de Dios repose en tu vida.
Que sientas su amor, su perdón, su poder,
y su provisión en todo lo que toques y en todo lo que ves.
Que agradezcas por tu familia, tu esposa, tus hijos, tu trabajo.
Que su mano bondadosa te cubra, porque estás bajo su pacto.
y que ahora camines en victoria y nunca en derrota.
En el nombre de Jesús.
Amén.
¡Feliz día a todos los que tienen
el gran privilegio de Ser padres!
Gracias, gracias, gracias.