¿Estás listo para tener un negocio (o matrimonio) sano?

“Una sociedad es como un matrimonio; si tienes muchos filtros para escoger pareja, ¿por qué no tenerlos cuando se trata de escoger socios?”

Corría el año del dos mil seis, cuando por primera vez tuve socios. Y como bien dice el subtítulo “si tienes muchos filtros para escoger pareja, ¿por qué no tenerlos cuando se trata de escoger socios?

En aquél entonces no tenía la experiencia que los años, pero sobretodo los golpes, me han dado. Por aquellos años era más una cuestión de “no estar solo” que una cuestión de “¿qué podemos aportar juntos al negocio?”.

Quizá algunos se estén preguntando si esa sociedad aún sigue viva y que les cuente los secretos de una sociedad exitosa, para de esa manera evitar leer hasta el final.

Les tengo una mejor propuesta, les contaré el final de esa historia para que les den ganas de leer lo que no fue una sociedad exitosa y lo puedan evitar. Así es, esa sociedad no existe más, sin embargo hay un “twist” en la trama que no se pueden perder.

Bien. Como les decía, en aquel entonces al igual que muchos jóvenes cuando se trata de relaciones amorosas, me “enganché” con quienes consideré que serían el mejor “match”. Fíjense que he utilizado algunos modismos de gente jóvenes, tratando de hablar su mismo idioma y para una mejor claridad en el mensaje.

Hasta este punto pareciera que los “tóxicos” eran mis antiguos socios, pareciera incluso que esa “relación” se terminó por causa ajenas a mí, es más, da la impresión que el “no eres tú, soy yo” pudo haber sido mi forma de salida de este embrollo, pero realmente no fue así.

Muchos años tardé en darme cuenta que en realidad quien no estaba preparado para una “relación de muchos años” (o una sociedad), era yo. Me di cuenta que mi inmadurez, mi soberbia, mi ego y mi carencia de inteligencia emocional, llevaron esa sociedad al fracaso.

La historia cambia con ese último punto del párrafo anterior, es decir, el día que aprendí sobre inteligencia emocional aplicada a los negocios. Aunque para algunos una respuesta obvia, para muchos de nosotros no lo es tanto.

Hoy gracias a la inteligencia emocional (y otro par de herramientas más de las que les contaré en otra edición), puedo ver a mis socios de una manera distinta, puedo escuchar y ser escuchado, puedo entender y ser entendido, puedo sentir empatía y ser empatizado. Hoy, después de muchos años, podemos vivir en comunión y como “matrimonio sano”, hemos logrado cosas que antes no hubiéramos podido.

El mensaje es, primero prepárate TÚ para una vida en comunión, no esperes que los otros (tus socios) sean quienes te hagan “crecer” o madurar. Una socia o un socio, como una esposa o un esposo, pueden ser tus mejores aliados o tus frenos más pesados.

Les confieso que no soy el experto en inteligencia emocional que quisiera ser, pero tengo una socia que sí lo es. Moraleja, busca en tus socios aquello de lo que careces y sé diligente en lo que tú puedas aportar, para que sea una relación fructífera y duradera.

Antes de despedirme deseo que cuando tengan socios (o a los que ya los tienen) que sean “hasta que la muerte nos separe”.

Les quiere.

José Miguel.

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