Crecimiento Personal, por: Psic. Elda Leyva Novelo.
Ciertamente muchos hemos experimentado heridas a lo largo de nuestra vida, sin embargo, está en nuestras manos sanar y experimentar una verdadera libertad.
La clave está en el perdón. Ser capaces de perdonar, a nosotros mismos o a los demás, nos libera de la prisión del pasado, los resentimientos y el rencor.
Algunos somos reos de la culpa, con sentimientos y pensamientos de malestar, de haber hecho algo malo o de ser malas personas, de angustia y melancolía.
Otras personas viven presas del dolor y la ira. Cuando no somos capaces de perdonar nos apegamos al enojo y nos sumimos en el rencor, el dolor y el resentimiento.
La culpa y el rencor nos roban la alegría, llenándonos de dolor y amargura. Tú tienes la llave para salir de esta prisión, nadie más que tú te puede liberar.
Perdonar te permitirá experimentar una sensación de alivio y restauración, así como reconectarte con la tranquilidad, la alegría y la paz.
Para perdonar necesitamos aceptar que estamos heridos, que el dolor, la culpa, el resentimiento y la amargura están presentes en nuestra vida.
Luego reconocer los verdaderos mensajes de la culpa y el enojo. Hemos aprendido a darle una mirada negativa a estos sentimientos por las sensaciones que nos producen, pero existen no para hacernos sentir mal, sino para decirnos que algo necesita ser reparado, que tal vez debemos corregir nuestro rumbo, que necesitamos un cambio.
Finalmente perdonar implica decidirnos a soltar, elegir dejar ir ¡Nada es más importante que tu paz interior!
Si estás decidido a ser libre y recuperar tu alegría, te dejo un ejercicio práctico de perdón.
Encuentra un tiempo para ti, toma papel y lápiz y disponte a trabajar desde el corazón.
1. En una hoja escribe y saca sin censura todo tu malestar general, con respecto a tu vida, tus circunstancias o con quienes te rodean. No lo pienses permítete expresarte tal y como venga, deja que fluya.
2. Lee lo que has escrito y reconoce como el dolor y el sufrimiento surgen de la diferencia entre lo que esperaba que sucediera y lo que sucedió, entre lo que Es y lo que quisiera o me gustaría que sucediera. Que el dolor nace de esas creencias que nos dicen lo que “debería pasar”.
¿Qué es, en verdad, lo que me está provocando este malestar? ¿Qué es lo que me ha dolido realmente?
¿Qué me hubiera gustado que pasara?
¿Qué esperaba yo de él/ella o de la situación? ¿Cómo quería que hubiera actuado?
3. Disponte a soltar. Deja el papel, siéntate derecho, pégate bien al respaldo de la silla, cierra los ojos y has 3 respiraciones profundas y di en voz alta:
“Por respeto a mí mismo y a mí tranquilidad, decido perdonar o perdonarme…”
Respira de nuevo calmadamente. y di en voz alta:
“Por mi propia felicidad, paz y libertad, decido perdonar o perdonarme…”
Repite este paso las veces que necesites. Al terminar toma el escrito rómpelo en pedazos y prende un poco de incienso para quemarlo, ve como se eleva y se va de tu vida.
Respira profundo y repite una vez más las frases.
4. Finalmente permítete agradecer. Cierra una vez más los ojos, respira profundo y piensa en, al menos, cinco cosas que puedes agradecer de esta situación y en voz alta da las gracias.
Vence a la amargura, recupera tu alegría y tranquilidad, recuerda que tal vez no puedas elegir las situaciones a las que te enfrentas, pero si puedes elegir la actitud que decides tomar ante ellas.
Te agradezco por leer este escrito y si crees que este artículo le puede ser de utilidad a alguien por favor compártelo.
Elda C. Leyva Novelo
Psicóloga Católica con Maestría en Desarrollo Humano.
Asesoria Psicólogica Online: citas al 9991134229