Empresas en Crecimiento, por: José Miguel Novelo.
Porque estar consternado, triste, preocupado o en cualquier estado emocional desequilibrado, también afecta.
Hoy, entre pausas y suspiros, entre mi falta de atención y mis pensamientos vagos, escribo el artículo que pudo no ser.
No necesitamos llegar a la depresión o a la ansiedad, para sentir que no estamos rindiendo lo que quisiéramos. No me mal entiendas, no estoy minimizando, ni mucho menos, esos terribles padecimientos, los conozco de cerca y por eso mi atrevimiento de hacerles mención.
A lo que me refiero es, a la poca importancia que le damos a nuestro estado emocional en nuestra vida laboral y la relación directa que tiene con nuestros resultados.
Como te decía. Hoy, entre tanto ruido en mi cabeza, entre tantas interrupciones, me dije a mi mismo que pediría un permiso especial, para no formar parte de esta edición de “Viviendo Tu Mundo al 100”. Sí, por un momento en mi mente, tiré la toalla.
¿Por qué te cuento esto? Porque seguramente en varias ocasiones te has sentido así. Quizás el año, el mes, la semana o el día, no ha sido el mejor y nuestras emociones están completamente desequilibradas. Quizá te peleaste con alguien del trabajo o simplemente hubo momentos incómodos que te llevaron a ese torbellino de pensamientos que lo único que hacían era llevarte, cada vez más al fondo de la madriguera del conejo, como a Alicia (en el país de las maravillas).
Hoy no tenía ganas de escribir, porque no había sido un buen día. Pero recordé que verter mis palabras en un papel o mejor aún, con alguien, es una excelente forma de sentirse mejor.
¿Por qué te cuento esto? Porque muchas veces nos quedamos callados hasta que todo se sale de control. Porque nos hemos vendido la idea del emprendedor o empresaria invencibles. Porque hemos creído que es débil quien busca ayuda.
Hoy no tenía ganas de escribir, porque estoy consternado y las cosas no salieron como yo quería. Pero recordé que la vida así es. Recordé que las cosas suceden para mí, no por mí.
Hoy no tenía ganas de escribir y sin embargo, heme aquí. Sintiendo, suspirando, haciendo pausas y con mi falta de atención, porque recordé la importancia de hacerte saber, que cuando tú estés así, yo aquí estaré para ti.
Con cariño para todos aquellos que no se permiten sentir o pedir ayuda, por su “posición en el organigrama”.
Les quiere…
José Miguel.
