Déjalo ir… Ya es tiempo

Crecimiento Personal, por: Psic. Elda Leyva Novelo.

En nuestro camino de trabajo interior, solemos encontrar que tenemos ciertas ataduras o apegos, a cosas o personas e incluso a situaciones.

Para sanar nuestras heridas emocionales hemos de reconocer que, de cierto modo, nos hemos quedado encadenados al dolor sin lograr avanzar, convirtiéndolo en sufrimiento.

La realidad es que el dolor es pasajero pero si no nos damos la oportunidad de sentirlo y solo lo ocultamos, lo reprimimos o lo guardamos, simplemente se queda en nuestro interior creciendo y pudriéndose, convirtiéndose en un resentimiento (un sentimiento podrido) que incapaces de procesarlo, expresarlo o soltarlo permanece en nuestro interior resurgiendo cada vez que alguien o algo toca nuestras heridas, lo volvemos a sentir una y otra vez, incrementando el sufrimiento y los resentimientos.

Y es que, en el momento, lo que sentimos en nuestras experiencias adversas es dolor, pero si no sabemos procesar este dolor se convierte en sufrimiento. El dolor es parte de nuestras vidas, todos hemos experimentado dolor en algún momento, pero el sufrimiento es una elección.

El sufrimiento bloquea nuestro crecimiento, nos estanca en algo que sucedió en el pasado y nos genera ansiedad por el futuro, temiendo que vuelva a suceder lo mismo.

Nos apegamos a las emociones negativas que acompañan al sufrimiento: Aflicción, enojo, ira, malestar, etc. No avanzamos, permanecemos en ese estado emocional, identificándonos con él, somos nuestro pesar, decidimos y vivimos con base en él.

Y las “falsas creencias” nos mantienen en ese estado: es que no debió ser así, estoy así por su culpa, tiene que pagar, es que yo merecía otra cosa, etc. Nos apegamos a nuestro “drama”.

Estamos estancados no por lo que nos hicieron o lo que nos pasó, sino porque hemos decidido permanecer ahí. Si queremos avanzar, sanar y crecer necesitamos dejarlo ir… ya es tiempo.

Cosas mejores te están esperando en este momento, es tiempo de soltar tus ataduras.

El primer paso está en vivir el presente y experimentar tus emociones, incluyendo el dolor, que no existe para ser guardado o escondido, al contrario, necesita ser experimentado y comprender que ese dolor que sientes es un aviso de que las cosas no son como pensabas, que es necesario un cambio o una transformación.

Permítete sentir el dolor y llorarlo, porque esas lágrimas son las que limpian tus heridas, sanándolas.

Y el segundo paso es soltar, dejar ir… ¿De qué nos sirve apegarnos? Aferrarnos en lo injustas que fueron las cosas, permanecer en esa batalla mental que nos insiste: “es que no debió ser así”.

Si el sufrimiento es una elección, cambia y elige dejarlo ir

Finalmente, el tercer paso, es agradecer. Está es una de las mejores formas de soltar, hoy somos lo que somos gracias a lo sucedido, que nos brinda la oportunidad de ser una mejor persona y por eso damos gracias.

Dejo ir, ese dolor, esas experiencias que no forman parte de mí, ni me definen, gracias por las lágrimas, gracias por lo que paso, gracias por la persona que soy hoy y gracias por la persona que podré ser.

Espero estas palabras te sean de utilidad, Dios te bendiga.

Elda C. Leyva Novelo

Psicóloga Católica con Maestría en Desarrollo Humano.

Asesoria Psicólogica Online: citas al 9991134229

Facebook: @psicologaeldaleyvanovelo

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