Crecimiento Personal, por: Patricia Peirone.
El filósofo «Bert Hellinger observó que algunas personas sienten emociones que no les pertenecen y que incluso toman decisiones y responden a destinos que no se corresponden con ellos mismos.
Éste fue el punto de partida de su búsqueda y lo que dio forma a la terapia sistémica familiar que hoy conocemos como ‘constelaciones familiares’”.
Es una herramienta sencilla que facilita liberar conflictos ligados a las dinámicas inconscientes que nos vinculan a nuestro sistema familiar y, en particular, a nuestras generaciones anteriores”.
El punto central de la terapia es poder tomar consciencia de aquello que opera en nosotros sin que sea consciente. ¿Cuántas historias nos contamos sin revisar de dónde proceden o si sucedió tal como las contamos? ¿Cuántas creencias que nunca revisamos sobre nosotros mismos, la familia y el entorno sostenemos a lo largo de nuestra vida?
Vínculos conflictivos con la familia, la pareja, el jefe, los compañeros de trabajo, enfermedades, la sensación de vacío existencial, situaciones que se repiten a lo largo del tiempo, infidelidades, traiciones, etc. La relación con el dinero, la pareja, son temas que pueden abordarse a través de esta terapia.
La base principal, según Hellinger se basa en las “órdenes del amor” se refiere a los principios que se mantienen en los sistemas (principalmente familiares) a lo largo del tiempo. Cuando no respetamos estos principios, se rompe el orden y el equilibrio del sistema, lo que puede convertirse en origen de conflictos o patologías a nivel psíquico, físico o de relación.
1) Pertenencia. Todos por nacimiento pertenecemos a una familia y existe un alma común para todos los miembros del sistema familiar, que anhela estar completa. Si por algún motivo se excluye a alguien, el sistema reacciona y un miembro de una generación posterior se verá afectado por ese hecho.
¿Y cómo se excluye a alguien del sistema? Cuando le cerramos el corazón, cuando ya no lo consideramos parte de la familia, ya sea por dolor, por vergüenza, por miedo.
Estas situaciones entre otras, se dan en el seno de la familia. Los “secretos del sistema”, lo innombrable, lo oculto, lo que separa y que al nivel del alma, se sabe.
2) La segunda ley habla de la Jerarquía en función del orden de llegada al sistema familiar. Bert Hellinger dice que lo que ayuda a alcanzar la felicidad, es que cada cual esté en el lugar que le corresponde.
Que los padres ocupen el lugar de los padres y que los hijos ocupen el lugar de los hijos. En este sentido se dice que los padres son los grandes frente a los hijos que son los pequeños. Y en la pareja, que puedan mirarse como dos adultos a la par.
3) La tercera ley habla de las dinámicas en el Dar y el Tomar. La vida se sustenta en el flujo del dar y el recibir. Ese es el equilibrio sano entre iguales, en todas las relaciones que establecemos, salvo en el caso de la relación de padres e hijos.
Sobrevivimos porque nuestros padres nos dieron lo más importante, y ese es el desequilibrio natural para que la vida fluya. Los padres dan y los hijos reciben.
Entre padres e hijos, Los padres dan la vida, los hijos la toman. Aquello que recibimos lo devolvemos hacia adelante, porque hacia atrás no se puede. Esto genera una jerarquía entre padres e hijos. Si eso se altera, se alteran las relaciones.
Devolvemos el gran regalo a nuestros padres, haciendo una buena vida para nosotros. Así los honramos.
Manteniendo estos tres principios, mirando siempre a la vida, hace que podamos vivir en abundancia en todos los órdenes de nuestra existencia.