Desarrollo Humano, por: Yamily Argüelles.
¡Hola! Espero que te encuentres listo para recibir el final del año con mucho entusiasmo. El 2022 ha transcurrido tan rápido que quizá no te hayas dado la oportunidad de cerrar ciclos y estar listo para recibir nuevas experiencias. Es un buen momento para hacer un balance de tus logros, tus aprendizajes y tus aciertos, así como de los aspectos que requieren ajustes en el futuro. El cambio te ha acompañado todo este tiempo y ahora te invita a cerrar los episodios pendientes para recibir las cosas buenas que el universo tiene para ti. Me gustaría compartirte algunos pensamientos que te pondrán en la mejor sintonía para aceptar la abundancia destinada para ti. ¿Estás listo?
El cambio es una constante en tu vida y te exhorta a cerrar ciclos de distintas formas: ciclos escolares, hábitos desfavorables o creencias que te limitan. Para fluir mejor con estos cambios es esencial que estés abierto a dejar ir y dispuesto a recibir. Al dejar ir dices NO al control, a las antiguas creencias a las que te aferras y dices SÍ a las nuevas experiencias y a los eventos que no se anuncian. Aferrarte a las diversas situaciones de tu vida retrasa tu crecimiento personal. Al renovarte, tus ideas, pensamientos y actitudes se reinventan y evolucionan para manifestar la mejor versión de ti mismo. El camino se hace más ligero al dejar ir y recibir, además de que se convierte en un trayecto lleno de sorpresas. ¡Déjate sorprender!
Una de las ideas claves cuando se trata de recibir es tener la disposición para ello. Si eres padre o madre de familia estarás de acuerdo en que los padres son proveedores por excelencia; dan amor, cuidados, apoyo, atención, etc. pero muy pocas veces reciben. Y si no tienes hijos piensa en lo mucho que te dieron tus padres, de forma continua y sin descanso. Cuando no te permites recibir se produce un bloqueo emocional que se traduce en estrés. Si solo estás dando, ¿cuándo te darás la oportunidad de recibir? Recibir no puede separarse del dar; son 2 lados de la misma moneda. Sin embargo, es indispensable un equilibrio armónico entre ambos.
Las siguientes acciones tienen el propósito de guiarte y ayudarte a recibir. Todo es un proceso de aprendizaje y si no estás acostumbrado a recibir, ten paciencia contigo mismo y redescubre las bondades de recibir con amor y sin culpas.
Tres acciones para aprender a recibir
1.- Deja ir y fluye. Para dejar ir lo primero que debes hacer es aprender a aceptar: acepta que toda experiencia mereció la pena porque es vida vivida, porque quien niega y olvida no asume, no sana y no aprende. Es necesario aceptar lo ocurrido y entender que dejar ir también es crecer. Usa un mantra para dejar ir. Ante cada experiencia puedes repetir: “Te agradezco por todo este aprendizaje, te suelto, te bendigo y te dejo ir”.
2.- Ábrete a lo que viene y suelta el control. Recuerda que no siempre puedes tener el control. Cuando das sientes que tienes el control de la situación. Abrirte a recibir requiere que renuncies un poco a ese control y que expongas la parte tierna y vulnerable de tu ser, que queda expuesta a otras personas. Renuncia a querer controlar las respuestas, las personas, las acciones etc. Haz lo que amas, da lo mejor y recibe del universo lo que tiene para ti. Solo dar es cansado y agotador, aprende a recibir.
3.- Recibe y agradece. Significa estar abierto, consciente de que llegará la devolución a todos tus actos de otra forma y desde otro lugar. Acepta que recibir es un acto de bondad. Existe la idea equivocada de pensar que recibir es un acto egoísta, pero darles a otros la oportunidad de dar es uno de los actos más generosos que puedes hacer. Practica la gratitud en cualquier parte del proceso, eso te ayudará a confiar en todo lo que viene. Deja que la gente exprese su amor y recíbelo con agrado.
Cuando dejas atrás algún momento de tu vida que ya concluyó, te permites continuar confiando que la vida te llevará por buenos caminos. Te invito a enfrentar los cambios con valentía, a mirar hacia adelante, agradecer las experiencias pasadas y soltar para recibir todos los regalos que la vida tiene preparados para ti.
Gracias por acompañarme en este año de crecimiento, por leerme, recuerda practicar hábitos de inteligencia emocional que te permitan moverte, organizarte y disfrutar de tu vida. ¡Te mando un fuerte abrazo, felices fiestas!