Plática entre amigos con Alejandrina Escaroz.
En estos tiempos tan atribulados y llenos de tensión, estrés, inconformidad e incertidumbre, la salud mental retoma un sitio de total preponderancia, tanto en la prevención como en la atención de situaciones que rebasan el esfuerzo personal del autocontrol.
Durante mucho tiempo, en sociedades tan tradicionales donde “no pasa nada» y en donde hay que cuidar la apariencias para evitar el qué dirán, la salud mental ha sido vista como un tema tabú, ni qué decir cuando se presenta un caso severo, éste sencillamente no existe.
No obstante, y por fortuna, los tiempos cambian y hoy en día la evolución social poco a poco le da el sitio que le corresponde a la atención de la salud mental; cierto, aún falta mucho por hacer en torno a este asunto pero la buena noticia es que los pioneros sobre este tema ya abrieron brecha y trabajan hombro con hombro con especialistas en la materia para brindar alternativas de alivio para que, quienes lo necesiten, puedan disfrutar una vida digna y saludable mentalmente.
Nuestra PLÁTICA ENTRE AMIGOS de este mes gira, precisamente, en torno a una de esas alternativas que como faro en medio de la obscuridad se vislumbra como una opción para llegar a puerto seguro; eso es “Amanecer Nuevamente”, asociación civil fundada hace 18 años… Pero nadie mejor para explicarnos qué es y qué hace esta noble institución que su fundadora, la señora Alejandrina Escaroz…
¿Qué es nuevo “Amanecer Nuevamente A.C.” y qué objetivos persigue?
“Amanecer Nuevamente es un centro de rehabilitación psicosocial para pacientes mentales crónicos y que al día de hoy cuenta con 18 años de haberse fundado.
Los padecimientos crónicos que se atienden ahí son: Esquizofrenia, trastorno bipolar, trastorno de la personalidad, trastorno obsesivo compulsivo, adicciones y depresión severa.
Manejamos dos modalidades que son: “medio camino” y “estancia”; la primera tiene un horario de 8:30 de la mañana a 2:30 de la tarde, y la segunda es los 365 días del año, las 24 horas del día.
Actualmente contamos con personal altamente capacitado, entre ellos un psiquiatra de cabecera, un médico general, tres psicólogos, una trabajadora social, así como cuatro intendentes.
¿En qué consiste el apoyo que brinda la institución a los pacientes?
Hay un programa perfectamente diseñado para rehabilitarlos y todo depende del diagnóstico de cada paciente, pero para todos ellos tenemos, por ejemplo, psicoeducación, educación para la salud, habilidades sociales, también tienen una clase de neuroestimulación, yoga y atención médica general.
El objetivo es que el paciente pueda rehabilitarse de manera integral para regresar a su vida social, escolar o laboral; hemos tenido jóvenes de varias universidades que regresan a sus actividades exitosamente.
“No puedo decir que tenemos un cien por ciento, ya que cada caso es diferente y algunos se tratan de enfermedades muy pesadas y difíciles de controlar, no obstante hemos tenido muchos casos de éxito. Aquí se les crea conciencia sobre temas como la disciplina, el apego farmacológico y sobre la enfermedad misma.
También hacen ejercicio todos los días, tienen talleres de recreación, salimos una vez al mes a distintos lugares y al final del día tenemos un taller protegido terapéutico que consiste en la fabricación de jabones artesanales puros, que se hacen bajo la asesoría de personal capacitado así como con la supervisión de los psicólogos y trabajadoras sociales. Los jabones, posteriormente, se venden a precios muy bajos, porque se trata de un taller protegido, y lo que se gana con la venta es para ellos, y esto es muy gratificante, porque, por ejemplo, hay personas que tuvieron el primer brote de su padecimiento a los 17 años y ahora tienen 30 y nunca han podido trabajar, entonces, recibir un pago por su esfuerzo, por su trabajo, es sin duda, algo que les ayuda mucho en su recuperación o control.
“Pero no todos los pacientes son iguales pues hay quienes no quieren entrar al taller protegido, aunque siempre se recomienda pues lo importante es que todos se sientan útiles. Se trata de un lugar con mucha empatía, mucho respeto, donde se lucha día a día por la dignidad de los pacientes”.
¿Hay alguna actividad para familiares que hagan para ayudarlos a brindarles una mejor calidad de vida tanto a los pacientes como a los cuidadores?
En nuestro programa existe la parte psicológica en donde tenemos la responsabilidad de atender en terapia individual al paciente así como también el trabajo con las familias para darles apoyo de psicoeducación para que puedan hablar en un lugar seguro y cuando el paciente regrese a casa, que en la casa haya habido cambios para que su regreso no sea un detonante para una nueva recaída.
“Antes de la pandemia teníamos misa y reunión de familias una vez al mes pero aún no se ha retomado esta actividad pues nuestro espacio es prácticamente un centro de atención médica y debemos observar todos los protocolos de prevención y restricciones”.
¿En lo personal, qué le motivó a realizar esta labor tan importante para la sociedad?
Es una pregunta difícil, no tengo una respuesta concreta pero te puedo decir que cuando yo me jubilo y me encuentro con el tema de la salud mental, surge en mi un pensamiento en mi ser, en mi corazón, en mis ilusiones y en mis objetivos, algo muy raro, pues yo jamás imaginé que pudiera estar metida en esto las 24 horas del día.
“Ya tengo 67 años, empecé hace 20 con esto y cada día me ha ido atrapando, quizás haya sido la soledad en la que estas personas viven, el estigma que tienen hacia ellas, la vida me las puso enfrente y me gustó; Dios tenía este plan para mí y te puedo decir que hasta este instante muero por Amanecer, ocupa la mayor parte de mi vida; mi familia lo comparte conmigo, en mi casa se desayuna, come y cena” Amanecer Nuevamente” y todas las cosas que hay ahí.
En estos 18 años he visto casos muy difíciles y complicados y he aprendido mucho, siempre estoy leyendo, escuchando y hablando con los psiquiatras, psicólogos, ahora estoy en un diplomado sobre salud mental, esa es mi manera de seguir preparándome porque cada día surgen cosas nuevas, cosas diferentes y eso me da elementos para continuar con esta labor de ayudar a quienes todavía están a tiempo de recuperarse.
Desafortunadamente todavía existe el estigma de que si en la familia tengo a alguien con una enfermedad mental pues me lo llevo al extranjero o lo guardo o no hago nada, por la pena; eso es algo que aún existe entre las familias yucatecas.
Y bueno, eso es lo que a mí me movió para llevar a cabo este proyecto que ya lleva 18 años funcionando, rescatar esa parte cognitiva que pueda evitar que el deterioro sea más rápido, ésta es una de las metas que yo tengo en lo personal, institucional y laboralmente hablando”.
¿Qué mensaje enviaría a nuestros lectores sobre el cuidado de la salud mental?
El mensaje que yo enviaría es que fuéramos más empáticos, que nos preparáramos que habláramos de salud mental sin miedo, porque nadie a ninguna edad está exento de tener un episodio de salud mental.
Tenemos que entender que a cualquiera de nosotros le puede ocurrir un episodio de salud mental, porque cuando esto ocurre nos asustamos y pensamos que es lo peor y no es así, estos padecimientos se tratan y se controlan; es cierto que hay enfermedades para toda la vida pues tampoco podemos tapar el sol con un dedo, pero con un acompañamiento psiquiátrico o psicológico, terapia de grupo y el acompañamiento debido, entonces la perspectiva cambia. Hay que acudir con el psicólogo o el psiquiatra en busca de apoyo.