Actívate para combatir la depresión

Viviendo Saludable, por: Javier García.

Ya estamos a escasos días de que entre el otoño, una estación que nos anuncia esa época en la que las tradiciones y el mismo clima nos lleva a los terrenos de la nostalgia, en algunos casos es acogedora pero en otros no tanto, por el contrario, nos puede llevar a estados de ánimo poco iluminados.

Desde este espacio siempre hemos procurado motivarte amigo lector a adoptar un estilo de vida activa y saludable físicamente que complemente tu “cuadro básico” para el crecimiento y desarrollo personal. Cuerpo y mente van de la mano, eso hay que entenderlo y es por eso que en esta ocasión te presento algunos testimonios de especialistas que seguramente te darán un panorama mucho más amplio de la importancia de activar el cuerpo y la mente para obtener como resultado un mejor estado de ánimo y Vivir tu mundo al 100.

Hablar de depresión es hablar de palabras mayores. Ningún deporte puede ser el tratamiento único para tratar una depresión, pero sí parte de la intervención. El deporte nos cambia el estado de ánimo. Muchos estarán pensando “sí, a mí, para mal». Porque nada más pensar que tengo que salir a correr, me estreso. Pero lo cierto es que la investigación que existe sobre la relación entre deporte y estado de ánimo o deporte y felicidad o deporte, avalan que la actividad física es capaz de cambiar nuestra fisiología haciéndonos sentir mejor.

De acuerdo con los especialistas en la materia es necesario empezar por distinguir conceptos que utilizamos de forma cotidiana. Hay una diferencia enorme entre estar depresivo y estar triste. Una depresión es un trastorno del estado de ánimo. No es “estar depre». Implica un cambio drástico y limitante de tu funcionamiento cotidiano. En muchas ocasiones necesita medicación. Una depresión puede apartarte de tu trabajo, de tus aficiones y de lo más simple de tu vida cotidiana.

En tanto que la tristeza es la emoción fruto de sentirse triste. Esta puede ser algo puntual o más estable en el tiempo, pero no tiene por qué limitar la vida personal, profesional, social o familiar. En este caso, puede que no necesite tratamiento farmacológico, pero sí una serie de cambio de hábitos que incrementen nuestra sensación de bienestar. El ejercicio físico puede ser uno de estos cambios vitales en las personas que se sienten tristes.

La American Psychological Association publicó un artículo que se titula “The Exercise Effect» muy interesante. En esta revisión recogían mucha investigación en la que se relacionan los beneficios del deporte con la salud mental, tanto con la mejora de nuestras funciones cognitivas como con la mejora del estado de ánimo. Está demostrado que la práctica regular de ejercicio físico disminuye la sintomatología depresiva.

Una investigación dirigida por la Universidad de Sídney y publicada en la revista The Journal of American Geriatrics ha demostrado que el trabajo de fuerza mejora las funciones cognitivas en pacientes con deterioro cognitivo leve. El deterioro cognitivo leve puede incrementar la posibilidad de sufrir Alzheimer además de provocarte un estado de ánimo deprimido. A nadie le gustaría verse con la palabra en la boca pero sin dar con ella, desorientarse u olvidarse que tiene la olla con agua hirviendo en el fuego. Estos olvidos y confusiones nos deprimen, sentimos que nos volvemos mayores y que no servimos para nada.

El trabajo de fuerza no solo mejoraría la memoria y podría prevenir la demencia, sino que además facilitaría la creación de nuevas neuronas, proceso que se denomina como neurogénesis.

La gente mayor que practica ejercicio, no solo no disminuye el tamaño de su hipocampo, el centro de la memoria que pertenece al cerebro más antiguo, sino que es capaz de agrandarlo en un uno o en un dos por ciento. Según John J. Ratey, psiquiatra y autor del libro “The Revolutionary New Science of Exercise and the Brain», confirma que el ejercicio aumenta el flujo sanguíneo en el cerebro, favorece la neurogénesis, mejora el desarrollo y la supervivencia de las neuronas y fomenta el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), que desencadena sustancias químicas que protegen nuestros nervios.

Para obtener dicho beneficio, el entrenamiento requiere frecuencia de dos a tres días semanales. Y también se sabe que cuanto más se entrena la fuerza, mayor es el beneficio cognitivo. Para todos aquellos que dicen no tener tiempo para practicar ejercicio, hoy se sabe que los programas HIIT (entrenamientos en intervalos de alta intensidad) tienen todo el respaldo científico, y que con pocos minutos puedes obtener los mismos beneficios psicológicos y físicos que con entrenamientos de mayor resistencia y duración.

También existe una relación directa entre ejercicio y estrés. El estrés disminuye nuestras facultades cognitivas. Nos bloqueamos, nos confundimos, olvidamos información, dormimos mal y nos sentimos cansados y tristes. De hecho, un signo de dormir mal es la falta de control y las ganas de llorar. Practicar deporte mejora nuestro sistema nervioso, dejando de estar todo el día tenso y activado. Dormir bien y tener la sensación de haber descansado nos hace sentir fuertes y vitales.

El ejercicio también mejora la percepción física que tenemos de nosotros, mejorando así nuestra autoestima. Nos da seguridad, nos relacionamos mejor, nos sentimos más sexis, más deseables. Son muchas las mujeres que afirman tener relaciones sexuales más desinhibidas en el sentido de dejar de esconder su cuerpo, después de llevar un tiempo realizando deporte. El sexo, la seguridad, la confianza, la autoestima, también están estrechamente relacionados con nuestro estado de ánimo.

La autoestima no solo mejora porque te ves físicamente bien, sino porque la práctica regular de un deporte cambia la visión que tienes interna de ti mismo. Después de un tiempo entrenando te percibes cómo alguien disciplinado, metódico, organizado, con fuerza de voluntad, y esto también nos hace sentir bien.

Y como todos sabemos, la salud también es un predictor del buen estado de ánimo. Estar enfermo, tener dolor crónico, encontrarte físicamente mal, nos limita y nos baja el ánimo. Correr, nadar, saltar, bailar son deportes estrellas, pero existen muchos más. Sus beneficios no tienen comparación. Mejoran nuestro sistema cardiovascular, reduce el colesterol, equilibra la tensión arterial, ayuda a regular el peso y mejora el sueño. Las personas que practican deporte están más sanas. Y la salud es una fuente de felicidad.

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*Javier García

-Periodista afiliado a la Asociación de Cronistas Deportivos de Yucatán (Acrodey)

-Editor en jefe de la revista digital Actívate Sport

-Promotor de la activación física y el estilo de vida

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